Que en Cuba se haya efectuado un taller internacional sobre redes 
sociales y medios alternativos no es cualquier noticia. Un país donde 
grupos de especialistas hacen considerables esfuerzos por incrementar la
 conciencia social y gubernamental sobre el tema, su aceleradísimo 
desarrollo, y quizás lo más importante, la necesidad de estar preparados
 para enfrentar con éxito sus riesgos y usarlas a nuestro favor.
El avance de las nuevas tecnologías de la información es imparable y la
 estrategia menos efectiva será darle la espalda o pensar que se puede 
vivir ajenas a ellas, por una razón muy sencilla: el mundo se desarrolla
 cada día más de forma “on line” y los ejemplos sobran. Barack Obama 
llegó a la presidencia de Estados Unidos apuntalado por una campaña en 
Internet sin precedentes en ese país. Las redes sociales agrupan a 
cientos de millones de personas en constante intercambio; el twitter es 
una herramienta fundamental en la organización de los movimientos 
sociales. Cada día más las instituciones, gobiernos y presidentes usan 
estas vías para informar y hacer política, en fin, son solo ejemplos de 
la extendida utilidad de estas herramientas tecnológicas ya inseparables del mundo moderno.
Si Cuba mostró conocer la importancia del tema con la organización de 
un evento, más consciente será después de escuchar a sus participantes. 
La ciberguerra es un término ya familiar y se conoce de un ciberejército
 en Estados Unidos, dotado de un presupuesto millonario y con altos 
niveles de prioridad en materia de defensa; pero no solo se trata de los
 aviones teledirigidos o los virus informáticos que pueden paralizar la 
defensa o la economía de un país, hablamos también de ideología, de 2 
200 millones de personas expuestas en la red a mensajes y a las 
manipulaciones de los grandes centros de poder, convencidos del alcance 
efectivo de la persuasión. Dirigir conductas o crear estados de opinión 
pública sobre determinado proceso político, es una forma barata y muy 
efectiva de ganar una guerra.
A pesar del control de determinados países sobre Internet, las nuevas 
tecnologías abren brechas democráticas que no deben tardar en ser 
utilizadas por América Latina, cuando existen varios procesos 
progresistas en la región. El presidente venezolano, Hugo Chávez, es uno
 de los pioneros en el tema; con su blog y el twitter tiene un contacto 
diario con millones de personas, es probablemente más extendida su 
comunicación por las redes sociales que por un discurso televisado. El 
interés del mandatario no surgió de la nada, desde hace varios años la 
oposición venezolana venía utilizando las redes sociales para organizar a
 la contrarrevolución con el apoyo financiero de las agencias 
gubernamentales norteamericana, Chávez por su parte decidió ponerse a la
 ofensiva en un campo de batalla inevitable.
Por estos días, que tanto se habla de unidad, integración e 
independencia al calor del nacimiento formal de la Comunidad de Estados 
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), sería oportuno utilizar las 
oportunidades de las nuevas tecnología de la información en la búsqueda 
de esas aspiraciones. Los latinoamericanos debemos entender que en pleno
 siglo 21 no habrá soberanía sin independencia tecnológica.

 
Pues es una realidad que los procesos convergentes y socializadores que representan los espacios de redes sociales es un tema que no podemos ignorar los cubanos.
ResponderEliminarEl tema de la independencia técnológica debe ser la tónica de los países en vías de desarrollo,no solo por la imposición de patrones comercializados de consumo "made in usa", provocando en muchas personas una pérdida de identidad nacional-cultural, sino también porque debemos ser conscientes de la necesidad de contar con nuestro propio sistema tecnológico-comunicacional, en un mundo dónde las fronteras de lo humano y lo digital cada día se hace más difuso. Saludos
Muy buen comentario. Tienes razón, no podemos andar divorciados de las tecnologías...
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