Así de pronto y de la nada, se echó a rodar un escándalo cuesta abajo
al estilo del más vulgar chisme. El canal estadounidense de televisión
dirigido al publico latino, Univisión, exhibió un documental sobre un
supuesto complot entre Irán, Venezuela y Cuba para atacar los sistemas
informáticos de la Casa Blanca, la Central de Inteligencia Americana
(CIA), el Pentágono, la Agencia de Seguridad Nacional, el Buró Federal
de Investigaciones (FBI) y centrales nucleares norteamericanas.
El elemento más distintivo de la
película, es que no aporta la más mínima prueba sobre este complot,
expandido como pólvora, por aquellos medios tradicionalmente enemigos de
los procesos revolucionarios en Cuba y Venezuela ¿Será una casualidad?
El escándalo mediático carece de la regla número uno que debe respetar
un medio de prensa: las fuentes y las evidencias; sin embargo, a esas
prácticas nos tienen acostumbrados los medios de comunicación de
derecha, aliados a la contrarrevolución radicada en el sur de la
Florida. Ahora bien, y aquí es donde me quiero detener, no creamos que
el objetivo es aumentar las ventas o conquistar audiencia; el propósito
es provocar una provechosa crisis política, en un momento especialmente
delicado en el ámbito regional e internacional. Cuando sectores de la
extrema derecha estadounidense quieren impulsar un ataque contra Irán,
podría ser este un pretexto para también ampliar sanciones económicas y
diplomáticas contra Venezuela y Cuba, o en el peor de los casos, hacer
extensiva la invasión a ambas naciones. La oposición venezolana busca,
además, cercenar la popularidad del mandatario Hugo Chávez y ganarse
unos puntos en medio de una campaña electoral, con casi un año por
medio, pero ya en marcha.
¿Se tomaría en serio este rumor de Univisión? Echemos solo un vistazo a
algunas reacciones. Uno de los voceros del Departamento de Estado, Mark
Toner, calificó las acusaciones de inquietantes y aseguró que Estados
Unidos examina los elementos y evalúa las acciones a tomar. ¿No suenan
amenazantes estas palabras? Por otra parte, uno de los candidatos
opositores a las elecciones de 2012 en Venezuela, Pablo Medina, pidió
una respuesta por parte de Washington, adelantó su disposición de llevar
la denuncia a Naciones Unidas, y fue más allá, dijo tener información
sobre un supuesto plan del gobierno venezolano para trasladar de forma
ilegal misiles rusos a Irán. Según Medina, la línea aérea de su país
carga en Moscú y después se enrumba a Teherán. ¿Por qué no compra un
boleto y hace el viaje? Sería una buena forma de comprobar, al fin y al
cabo, un cohete S-300 no debe ser fácil de esconder en un vuelo
comercial.
Hasta ahora hemos analizado las acusaciones de Univisión bajo una
crítica lógica, suficiente para entrever la mentira y sus propósitos,
sin embargo, los elementos más fuertes son morales e históricos. En 50
años de Revolución ¿cuándo Cuba ha atentado contra la vida de un
ciudadano estadounidense dentro o fuera de Estados Unidos? ¿Cuándo se ha
planeado en la isla un atentado contra algún político o institución
gubernamental de ese país? En diez años de Revolución Bolivariana
¿cuándo Venezuela ha usado esos métodos? Univisión, El Nuevo Herald, el
Departamento de Estado y la camarilla de opositores venezolanos, saben
de sobra que siempre ha sido Estados Unidos el que ha jugado sucio y
violado la soberanía de ambas naciones al financiar grupos
contravolucionarios, propiciar golpes de Estado o proteger terroristas.
La guerra biológica contra Cuba, la Operación Mangosta, y la Operación
Northwoods, que incluía un autoataque en la Base Naval de Guantánamo o
la voladura de un avión de civiles estadounidense para responsabilizar a
Cuba. Solo tres en un mar de casos. La historia está ahí y le habla a
todo el que desea conocer.
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