En Bolivia comenzó este lunes un interesante proceso político, con una
trascendencia mucho más allá de la coyuntura puntual del país. El
presidente Evo Morales convocó a una Cumbre Social para profundizar el
proceso de cambios que vive la nación sudamericana desde 2006.
La cita es sin
exclusiones y tiene diez puntos iniciales para debatir sin tapujos, como
diríamos en Cuba, sin pelos en la lengua. Desde empresarios privados
hasta mujeres indígenas debatirán sobre desarrollo económico, seguridad y
soberanía alimentaria, salarios, tierra y territorio, empleo y
estabilidad laboral, salud, educación, servicios básicos y vivienda,
seguridad ciudadana y lucha contra el crimen, desarrollo legislativo,
autonomías y comunicación, es decir, los temas internos más importantes
para los bolivianos, y según algunos funcionarios, no se descarta la
convocatoria a un referéndum nacional de los acuerdos.
¿Tiene la Cumbre antecedentes en la política boliviana? Es un primer
aporte de la iniciativa gubernamental y por tal motivo, no puede
analizarse como un proceso más. Evo Morales llevó los problemas
nacionales a un debate público y los sacó de la discusión cerrada en los
parlamentos, siempre mediados por intereses políticos y de clases. El
país que en un pasado reciente contaba con una de las
institucionalidades más frágiles de América Latina, hoy da lecciones de
democracia; de lo que debe ser la democracia verdaderamente
participativa, popular y socialista, y al mismo tiempo, desvirtúa los
mecanismos de la supuesta democracia burguesa. ¿Harían los gobiernos
europeos algo similar? ¿Se llamaría a Los Indignados de Estados Unidos y
Europa a una reunión para trazar las políticas fiscales de ambas
regiones? ¿Podrían decir ahora los europeos y Washington que su
democracia es más madura y ejemplar?
Pero situemos la Cumbre Social en tiempo y espacio, en las condiciones
internas actuales. Bolivia es un país sumamente complejo, con profundas
divisiones, incluso, dentro del sector indígena que representa un 70 por
ciento de la sociedad. La oposición a Evo y su gobierno, fomentó
conflictos internos recientes para debilitar la posición política del
mandatario y así, aparentemente, se anotaron algunos puntos. ¿Cómo han
quedado ante esta propuesta gubernamental sumamente democrática? En un
segundo plano político, y quizás, la mayor prueba de esto, son los
intentos de sabotear la cita con su ausencia para calificarla de
excluyente, oficialista, ilegítima y con fines electorales. Los voceros
de la oposición dicen mucho de ella misma; uno de ellos es Jorge Quiroga
¿Quién es? Nada más y nada menos que un pupilo del ex dictador Hugo
Banzer.
No obstante, el gobierno de Evo Morales y su proceso de cambios no se
sustentan solo en iniciativas democráticas como esta Cumbre Social. Su
mayor base de apoyo radica en los resultados indiscutibles de su
gestión: un crecimiento promedio de casi 5 por ciento, incremento
extraordinario de las reservas monetarias y las ganancias de la minería y
el petróleo, un gasto social enorme para bajar la pobreza. Bolivia no
es la misma, y una rápida comparación con el pasado, incluso en números,
sería aplastante para esos opositores.
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