Un importante acontecimiento sucede por estos
días en la ciudad sudafricana de Durban. La decimoséptima Conferencia de
Naciones Unidas sobre Cambio Climático entra en su última semana y solo tiene
cuatro días para limar las grandes diferencias existentes entre sus
miembros y lograr las bases para un acuerdo internacional.
Pero los estira y encoge de la Conferencia , la
negativa de Estados Unidos a aceptar un acuerdo vinculante y la poca
importancia que algunos Estados prestan al delicado tema, tiene sus bases en
los intereses económicos capitalistas y la manipulación constante en torno a
las verdaderas consecuencias del sistema.
Desde hace tiempo el Capitalismo destina millones
de dólares para pagar a académicos e instituciones, con el objetivo de buscar
soluciones a dos de sus grandes problemas; primero, adaptar al sistema a los
constantes cambios producidos en la sociedad, y segundo, ocultar con
ridículas teorías los daños ocasionados al planeta por la propia dinámica
del modelo económico imperante.
Una de las áreas en las cuales el capitalismo
trata de limpiar su imagen a más no poder es en los temas medioambientales; en
este sentido vemos casos como el de la tristemente célebre British Petroleum,
responsable de la mayor fuga de crudo en el Golfo de México, sin embargo, el
logo de la empresa es una de flor de color verde. Al igual que esta
transnacional, proceden las grandes empresas en todo el mundo para mostrarse
ante la opinión pública como respetuosas con el medio ambiente, cuando en la
práctica, es otra la realidad.
Dentro de ese cúmulo de ideas cínicas, aparece el
concepto de Capitalismo Verde, una teoría que reconoce el daño ocasionado por
el sistema a la naturaleza y lo llama a enfrentar estos problemas a través del
mercado. La principal pregunta ante esta propuesta es ¿Cómo es posible? El
sistema no ha destruido al medio ambiente por malas políticas aplicadas por los
gobierno, sino, porque su propia evolución lo ha llevado a ser destructor
crónico del ecosistema. ¿Cómo podría ser compatible el capitalismo con el medio
ambiente, cuando se basa en altos patrones de consumo, y por lo tanto, a una
sobre explotación de los recursos naturales? ¿Cómo puede ser compatible, cuando
la producción industrial está desfasada del ritmo de recuperación de la
naturaleza?
Hoy se producen artículos de consumo con una vida
útil más limitada para obligar a las personas a sustituirlos con rapidez, y así
la venta de las empresas mantenga su ritmo. No se toma en cuenta que el planeta
tiene su ciclo propio para la recuperación de determinados recursos renovables.
En su etapa actual, con el modelo actual y la infraestructura actual, el
capitalismo es crónicamente incompatible con la naturaleza.
Y así lo muestra la práctica. ¿Por qué es tan
difícil que los gobiernos de las grandes potencias logren un acuerdo en materia
medioambiental? No se trata solo de mandatarios empecinados, se trata sobre
todo, de intereses. Acordar proteger el medioambiente y eliminar las emisiones
de gases contaminantes, requiere de una conversión tecnológica demasiado
costosa para el sistema, y que los países más pobres no pueden asumir
¿Por qué tantos países tienen que relajar sus
legislaciones medioambientales? Porque es una de las forma de atraer la
necesaria inversión. ¿Por qué los Estados no pueden implementar leyes sin el
visto buenos de las grandes transnacionales? Porque es la lógica neoliberal.
Estas y otros tantas preguntas y respuestas demuestran que el llamado
Capitalismo Verde, es más deseo que realidad; en el peor de los casos una
cínica máscara.
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