sábado, 3 de diciembre de 2011

UNA VISIÓN ESTRATÉGICA Y PRAGMÁTICA SOBRE LA CELAC


Si bien la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) tiene como columna vertebral la voluntad política, no puede echarse a menos su carácter estratégico, ese aspecto quedó claro en la reunión sostenida este viernes en la tarde por los mandatarios asistentes.
Cuando nuestros próceres y sus herederos de pensamiento hablaban de la unidad latinoamericana, no lo hacían solo sobre una idea romántica o guiados por la lógica de los vínculos culturales e históricos de nuestros países, también sobre un enfoque pragmático de las potencialidades de una región cohesionada.

¿Qué significa en la práctica la CELAC? ¿Cuál es su valor económico en números? La unión de sus 33 países harían de América Latina la tercera potencia económica en el mundo, detrás de Estados Unidos y China, con más de 6,3 billones de dólares de Producto Interno Bruto (PIB). Sería la mayor reserva petrolera del planeta, el presidente Hugo Chávez recordaba que según los cálculos de los especialistas norteamericanos en la Franja del Orinoco existen alrededor de 500 mil millones de barriles de petróleo, si a eso le sumamos las reservas de Brasil, Ecuador, México y Argentina, podremos tener una idea aún más clara de la potencialidad energética.

La región se ubica bajo la CELAC como la mayor productora de alimentos, la tercera generadora de energía eléctrica, una de las mayores reservas de biodiversidad, una extensión territorial superior a los 20 millones de kilómetros cuadrados con más de 550 millones de personas, y unas reservas monetarias muy superiores a los 750 mil millones de dólares. Todos estos números sorprenden, sin embargo, se requiere contextualizarlos para tener una idea clara de su valor.

La crisis económica mundial, con perspectivas de agravarse, es sistémica y tiene entre sus aristas una crisis alimentaria, energética y fiscal. Pensemos cuán grande es la garantía y la seguridad al poseer esas enormes reservas de petróleo, tener esa gigantesca producción de alimentos y tantos miles de millones de dólares en reservas. No hay necesidad de salir a pedir dinero prestado a instituciones internacionales para que después nos impongan condiciones, tal y como hacían el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Si con esas reservas se crean mecanismos financieros propios, América Latina no tendrá la necesidad de salir a buscar dinero fuera de sus fronteras.

Pensemos además la gran ventaja económica de tener en tan extenso territorio un mercado de más de 500 millones de personas; es la posibilidad para una región exportadora de potenciar un mercado interno a sus productos, más aún, cuando los principales consumidores, Europa y Estados Unidos no muestran señales de recuperación. Es decir, la CELAC, entre otras ventajas, permitirá un desarrollo más endógeno e independiente y en el caso de aquellos países más conectados a la economía estadounidense, será una alternativa para ir cambiando esa dependencia.

Esto es en materia económica, sin embargo, en política exterior el aporte es considerable. Ya sería América Latina en bloque, no los países latinoamericanos por separados. ¿Cuán fuerte sería la región unida frente a las instituciones internacional? ¿Cuánto aportaría a la construcción de ese mundo multipolar tan necesario? ¿Cuánto contribuye a lo que es realmente un mecanismo de unidad? La CELAC justifica la euforia, siempre conscientes de que es un primer paso de un largo camino por recorrer.

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