domingo, 18 de diciembre de 2011

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE A LA VANGUARDIA POLÍTICA


En ocasiones, a la hora de referirnos a los avances logrados en América Latina y el Caribe, nos quedamos en un análisis muy regional y obviamos la enorme trascendencia de lo sucedido aquí para el resto de un mundo en crisis, no solo económica, también de soluciones. Durante décadas América Latina miró y copió a Europa y Estados Unidos en sus concepciones supuestamente democráticas, dándole la espalda a todo la riqueza autóctona intelectual, cultural y política. Eso cambió y nos ha permitido colocarnos en una vanguardia política a nivel internacional. ¿A qué me refiero? Selecciones algunos ejemplos y comparemos para entender mejor. A inicios de semanas el presidente boliviano Evo Morales inauguró una Cumbre Social nacional sin exclusiones para que el pueblo, junto al gobierno, impulsara el proceso de cambios realizado en el país desde 2006. Desde las mujeres indígenas hasta los empresarios privados pudieron discutir sobre los más importantes problemas de la nación y proponer soluciones ¿Estarían dispuestos los gobiernos europeos o la Casa Blanca a convocar a sus Indignados para trazar las políticas fiscales del país? ¿Europa y Estados les han dado a sus pueblos algún margen de participación más allá que el derecho a huelga? Bolivia, país con una pasado reciente de inestabilidad, da hoy lecciones de democracia y participación bajo la presidencia de Evo Morales.
Tomemos otro ejemplo reciente. Esta semana en Venezuela el presidente Chávez lanzó dos nuevas iniciativas: la Gran Misión Hijos de Venezuela, con el fin de erradicar la extrema pobreza, y la Gran Misión Venezuela en Amor Mayor, mediante la cual se le otorgará una pensión a las personas de mayor edad que no reciben jubilaciones. ¿Qué vemos en Venezuela? Todo lo contrario a la realidad europea y norteamericana. En Grecia se llegó a una cifra de desempleo record, los mandatarios europeos recién electos hicieron campaña prometiendo soluciones a la crisis, y ahora, tras los comicios, anuncian medidas más impopulares. Mientras en América Latina los gobiernos generan la participación e implementan medidas a favor de los más vulnerables, en otros lugares, que se auto-perciben como las grandes democracias, se excluye y recae el costo de la crisis sobre los sectores más pobres.
¿Y qué decir de los procesos de integración? A diferencia de Europa, en esta región no se habla de una América Latina a dos velocidades, y se trata de buscar el equilibrios político para contrarrestar las enormes asimetrías económicas; en la flamante CELAC, por ejemplo, convive lo mismo Brasil que Trinidad y Tobago ¡Cuanta diferencia! Se busca una relación solidaria para evitar una realidad como la europea, donde países se imponen sobre otros, y les exigen medidas no de austeridad, sino de estrangulamiento.
Esas enormes diferencias entre América Latina de los dos principales centros de poder, considerados históricamente los modelos a seguir, es la primera y más palpable prueba, de que la región ha tomado el camino correcto.

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