lunes, 9 de enero de 2012

TEHERÁN SUBE LA PARADA MIENTRAS WASHINGTON JUEGA CON EL FUEGO IRANÍ.


Irán ha respondido con un salto hacia adelante ante las presiones de Estados Unidos, Europa y algunos países del Golfo. El país persa anunció este fin de semana que está en la capacidad de enriquecer uranio hasta el 20 por ciento en una planta ubicada en el interior de una montaña cercana a la ciudad santa de Qom. Si miramos más atrás, recordaremos los ejercicios militares en el estratégico estrecho de Ormuz o las pruebas de modernos misiles de largo y mediano alcance, ambos ejercicios, fueron claras señales a las pretensiones bélicas de la Casa Blanca e Israel.


¿Por qué Teherán sube la parada? La respuesta es simple. La nación centroasiática conoce como funciona el “juego”; es una especie de forcejeo en el cual si retrocedes tan solo unos milímetros, tus enemigos pueden asumirlo como el éxito de sus presiones y sería abrirle las puertas a medidas más radicales. Si comienzan las concesiones, algo casi improbable, Irán también echaría por tierra todos los argumentos con los cuales justifica su programa nuclear con fines pacíficos. 
Sin embargo, el conflicto muestra escenarios más peligrosos. Los políticos y funcionarios gubernamentales lucen desafiantes ante la prensa, pero al interior de sus despachos reconocen las fortalezas de Irán, sus ventajas culturales, políticas y geoestratégicas. Son concientes del fracaso en Afganistán e Irak, donde sus modernísimas tropas fueron empantanadas por los insurgentes mal armados, por lo tanto, imaginan los enormes costos de una invasión a Irán, país más preparado, con un ejercito muy fuerte y numeroso, y donde no hay divisiones tribales o étnicas importantes.
A pesar de las amenazas bélicas, todo parece indicar que la estrategia de Estados Unidos y Europa es en primera instancia provocar una implosión de la sociedad iraní a través de la asfixia económica, algo parecido a las primaveras árabes en el norte de África. Esa fractura haría caer al gobierno islámico y limpiaría el espinoso camino a Occidente, sin embargo, Teherán ha demostrado no estar dispuesta a esperar un ataque quirúrgico y la respuesta iraní podría darse cuando las presiones se le hagan insoportables. Las potencias juegan con fuego y subestiman la respuesta iraní
Pero mientras el mundo observa con pavor la escalada del peligroso conflicto, no pocos sacan provechos de la coyuntura. En primer lugar, el “todo poderoso” complejo militar industrial de Estados Unidos incrementa sus ganancias con las ventas de armas. Segundo, las empresas y naciones petroleras ven como se incrementa el precio de los hidrocarburos, las ganancias aumentan al igual que la especulación en las bolsas; el petróleo iraní sancionado en Europa será sustituido seguramente por Arabia Saudita y otro país del golfo implicado en el complot contra Irán. Y tercero, desde el punto de vista geoestratégico Washington lleva la inestabilidad a Asia y podría amenazar la dinámica económica de países como China. Esa región es priorizada en la nueva estrategia militar de Washington y allí se encuentran dos de sus grandes enemigos: China y Rusia.
En fin, no todo el mundo pierde en este peligroso juego. Analizando este aspecto podemos acercarnos más a los intereses y protagonistas ocultos del conflicto.

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