El presidente
iraní, Mahmud Ahmadinejad, continúa su gira latinoamericana con su llegada hoy
a la capital cubana, La
Habana. El periplo comenzó el pasado domingo en Caracas,
siguió en Nicaragua, y después de su paso por Cuba debe continuar en Ecuador.
Tomando en cuenta la cercanía de América Latina a Estados Unidos y la visión
que aún tiene Washington de nuestra región como su patio trasero, era de esperar
el pataleteo de la Casa
Blanca y sus acólitos oligarcas nacionales.
Hubo todo tipo de
declaraciones al respecto. Desde Washington la vocera del Departamento de
Estado, Victoria Nuland, exhortó “diplomáticamente” a los países anfitriones a
presionar al mandatario iraní para que demuestre el carácter pacífico de su
programa nuclear, cuando ya la mayoría de los científicos serios del sector
califican como remota la posibilidad de una bomba atómica iraní debido a
razones tecnológicas objetivas; es más, en sus “estira y encoge” el propio
Pentágono reconoce lo lejano que está Teherán de obtener ese tipo de armas.
Desde Ecuador
salió un ex vicecanciller calificando al país de desprestigiado. En Venezuela y
Nicaragua la oposición se jactó en su discurso contrarrevolucionario y también
desde Estados Unidos, una de esas ONGs utilizadas por el gobierno con fines
políticos, cuestionó la eficacia de los acuerdos comerciales iraníes con la
región. El argumento general fue el siguiente: Irán busca en América Latina
romper su aislamiento internacional y lograr apoyo para su programa nuclear.
¿Necesita el
mandatario iraní viajar miles de kilómetros para que Cuba, Venezuela, Nicaragua
y Ecuador denuncien las oscuras intenciones del imperialismo? Claro que no.
Cada uno de estas naciones denuncian de forma constante los intereses norteamericanos contra el país islámico y la posibilidad de una guerra contra
el mismo. Incluso, para desdicha de Washington, Irán no está aislado ni en su
región, donde es, quiéralo o no Washington, una potencia. Las relaciones de
Teherán con sus vecinos Irak y Afganistán son excelentes.
¿Cómo van a dudar
de la efectividad de las relaciones comerciales entre Irán y América Latina? En
Venezuela, por ejemplo, los iraníes han construido 14 mil viviendas, y se
espera un total de 34 mil como parte de la Gran Misión Vivienda
Venezuela, y las decenas de acuerdos se materializan en la creación de centros
científicos, fábricas de maquinarias agrícolas, el desarrollo de la
nanotecnología, y más de 26 empresas productoras de alimentos. En Cuba,
Nicaragua y Ecuador la visita persigue estrechar la colaboración comercial
también con iniciativas concretas. ¿No son acuerdos fructíferos? ¿No se trata de solucionar
con la ayuda iraní problemas prácticos de nuestros pueblos?
La delegación que
acompaña a Ahmadinejad está compuesta por ministros relacionados con la
economía y el comercio. Si realmente el mandatario iraní buscara apoyo a sus
supuestos planes nucleares militares como dice la ultraderecha ¿Dónde están los
generales o la delegación militar de alto rango? ¿Dónde están los científicos
de las plantas nucleares? Todas las acusaciones falsas sobre la visita caen por
sí solas. La realidad iraní es muy tergiversada, pero incluso, con todas las
mentiras e infamias, no es un país más cuestionable que muchos socios de
Washington.
Y hablando de
Washington. ¿Recuerdan la gira de Obama por América Latina? ¿Qué vino a ofrecer
el presidente norteamericano en aquel momento? ¿Se firmó algún acuerdo concreto
para solucionar problemas sociales? Ojalá Estados Unidos, que si tiene miles de
bombas nucleares y arremete contra naciones, venga a nuestra región aunque sea
con una de las iniciativas económicas de Irán.
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