El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, anunció en la noche del miércoles cuatro de enero, una nueva
estrategia militar, cuyo aspecto más publicitado es un recorte superior a los
400 mil millones de dólares. ¿Comienza Washington a sacrificar económicamente
al “todopoderoso” Complejo Militar Industrial? ¿Qué otros aspectos recoge la
iniciativa? ¿Cuáles son los principales objetivos?
No se trata de llevar la austeridad
al Pentágono, sino de reestructurar las fuerzas armadas para hacerlas, como dijo
Obama, más ágiles, flexibles y efectivas. Por ejemplo, se restará personal a la
infantería de marina, pero se pondrá énfasis en el espionaje, la robótica, el
ciberespacio; es decir, Washington creará un ejército con más tecnología y
menos personal, en ese sentido, se evitarían las guerras de ocupación al estilo
Afganistán, y se implementarán los ataques quirúrgicos con aviones no
tripulados como en Pakistán. Es el concepto de “Defensa Inteligente”.
Si las fuerzas armadas contarán con
menos efectivos ¿Quién garantizará los intereses norteamericanos tras derrotar
al enemigo? Debemos tomar en cuenta a la hora de analizar la medida a la
privatización paulatina del ejército estadounidense, un negocio de más de cien
mil millones de dólares anuales y que incluye la seguridad personal,
entrenamiento militar, mantenimiento de armamentos y servicios de
interrogatorio.
Según el diario Washington Post, la
privatización de las fuerzas armadas es un hecho. El capital privado, por solo
citar un ejemplo, ya controla el 30 por ciento de los servicios secretos del
país. Al parecer, las futuras víctimas de Estados Unidos serán una combinación de experiencias tan
diferentes como Pakistán o Irak, es decir, los drones limpiarán el camino a los
contratistas encargados de cuidar los intereses norteamericanos. ¿Quién duda
que ese recorte en gasto sea suplido en el futuro por el capital privado? Un
mercenario es más lucrativo y políticamente más barato.
No debemos pasar por alto tres
elementos de la “Estrategia Inteligente” de Obama; primero, se seguirá
contribuyendo a la OTAN ,
otro ejército al total servicio de Washington, cuya responsabilidad financiera
es compartida. Segundo, se reforzará la presencia en Asia, donde están la
mayoría de las potencias nucleares; el objetivo principal, según los analistas,
es frenar la influencia china, pero
también está la mayor parte de Rusia en ese territorio. A Moscú se le amenaza
con escudos antimisiles en Europa, pero en Asia el bloqueo militar está
pendiente y por ese camino podría implementarse una estrategia. Y tercero,
Obama puede pretender con esta reducción de gastos militares comenzar la
reconquista de esos sectores demócratas más liberales.
El concepto de “Defensa Inteligente”
de Obama es parecido a su otra estrategia de “Poder Inteligente”, cambian las
concepciones implementadas durante el gobierno de Bush, pero no son, para nada,
menos peligrosas y destructivas. La Casa
Blanca solo se adapta a las nuevas coyunturas y ya lo dijo
bien claro el presidente ese miércoles en la noche: el ejército de Estados
Unidos seguirá siendo el más poderoso del mundo.
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