miércoles, 4 de enero de 2012

BRASIL ES YA LA SEXTA ECONOMÍA MUNDIAL

Una buena noticia recibieron esta semana la presidenta brasileña, Dilma Rousseff y su equipo de gobierno; Brasil desplazó al Reino Unido de la sexta posición entre las grandes economías del planeta, según el reciente informe del británico Centro de Investigaciones en Economía y Negocios.
Es el resultado de una escalada rápida. En 2007 la economía brasileña superó a la española, dos años después a la italiana, ahora a la británica y según el ministro de economía del gigante sudamericano, Guido Mantega, desplazará a Francia en 2015. ¿Qué condiciones permitieron a Brasilia estos resultados? ¿Influyó la coyuntura internacional? ¿Cuáles son los futuros retos?
Según las autoridades oficiales y varios analistas, el gobierno brasileño desde la época de Lula orientó sus esfuerzos en mantener el crecimiento y controlar la inflación. Ante la incertidumbre provocada por la crisis global, se estimuló la producción y el consumo gracias a un conjunto de medidas crediticias y la eliminación de algunos impuestos.
Brasil, como el resto de las potencias emergentes, es una gran receptora de inversión extranjera y las medidas para el crecimiento se orientaron a estimular la entrada de capital foráneo, al punto de superar la cifra de 56 mil millones de dólares, es decir, crecieron en 2011 un 91 por ciento respecto a 2010.
Otra ventaja fue los altos precios de las materias primas y los alimentos, renglones importantes para la nación sudamericana. Todas estas medidas y coyunturas, permitieron elevar las reservas internacionales, crear empleos y aumentar el salario.
El notable crecimiento de Brasil se debe a sensatas medidas económicas, por lo menos a corto y mediano plazo, y a una favorable situación internacional, sin embargo, no está exento de riesgos. El país ocupa el puesto 84 en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas y sus estadísticas en educación y salud, según algunos analistas, no son satisfactorios.
La disminución de la pobreza es una asignatura pendiente si se quiere robustecer ese crecimiento, más aún tomando en cuenta las características de la economía brasileña y la situación de Europa y Estados Unidos. Solo aumentando el nivel adquisitivo de los ciudadanos se asegura un mercado interno para los productos naciones; hoy se exportan en grandes cantidades, pero mañana ¿Quién asegura ese mercado externo con los vaivenes de la crisis mundial?
Queda pendiente también la elevada deuda de los hogares brasileños, la baja tasa de ahorro y la dependencia de las exportaciones a China y otros países asiáticos.
Pero Brasilia tiene un punto a su favor: es consciente de los obstáculos y tiene como meta priorizada saldarlos. Mientras Estados Unidos y Europa reducen el gasto público con recortes drásticos sobre todo en materia social, Brasil se propone aumentar las inversiones públicas para crear empleos y reducir la pobreza.
El Ejecutivo desembolsará alrededor de 514.000 millones de dólares en infraestructuras hasta 2014, de ese total, cerca de 77.000 millones de dólares se aplicaron en el año recién concluido. Sin dudas Brasil entendió que debe hacer todo lo contrario a lo realizado hoy en Europa y Estados Unidos. Los resultados son ya palpables, se logró reducir la brecha entre ricos y pobres a los niveles más bajos desde 1960. Uno entre tantos resultados dignos de mostrar.

1 comentario:

  1. Está por verse si es esta una buena o mala noticia. El progreso de Brasil se compra la conciencia de muchos fanáticos evangélicos de ese país y le da fuerza a su propaganda. Estamos hablando de gente cuya lealtad y financiamiento se encuentra con el partido republicano de los EE.UU.

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