El
martes doce de enero conversaba con un grupo de colegas sobre la terrible
situación de Haití dos años después del terremoto. Nos referíamos
específicamente al papel de los medios, como aprovecharon el drama para
aumentar audiencias y al poco tiempo parecía que la nación caribeña había
desaparecido del mapa. Lo mismo ha sucedido con Libia; tras la caída de Gadaffi
esa nación africana dejó de ser titular. Por la actitud de los medios,
pareciera que se acabaron los problemas en ese país.
El
silencio de la gran prensa solo puede tener un objetivo: ocultar bajo la
alfombra los desastres de un conflicto que ellos mismos ayudaron a construir
con informaciones tendenciosas y en muchos casos falsas, como los supuestos
bombardeos a Trípoli o la ridícula noticia publicada por el Nuevo Herald sobre
pilotos cubanos arremetiendo contra los opositores al ex gobierno. Ahora apenas
se conocen los nuevos conflictos que devoran ese país y postergan hasta el
jamás la estabilidad.
El
pasado cuatro de enero, el presidente del Consejo Nacional de Transición,
Mustafa Abdel Jalil, reconoció la posibilidad de una guerra civil por la
negativa de los diferentes grupos armados a deponer las armas. Con tal de
derrocar a Gadaffi echaron en un mismo saco a todos los dispuestos a luchar
contra el gobierno del difunto líder, desde grupos tribales hasta Al Qaeda, y
ahora todos exigen su pedazo de pastel, es decir, su cuota de poder ¿Qué
esperaban el nuevo ejecutivo y las llamadas potencias occidentales? Azuzaron
las rencillas políticas y tribales… estos son los resultados.
Las
palabras de Abdel Jalil fueron duras. En caso de una guerra civil me pregunto
¿Condenarán la OTAN ,
Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña los seguros bombardeos del nuevo
gobierno contra civiles o grupos armados? ¿Se volverá a decretar una zona de
exclusión área? Al final ¿No haría lo mismo el Consejo Nacional de
Transición que el gobierno de Gadaffi, o sea, luchar por lograr el orden y
preservar el poder?
Todo
esto ocurre mientras el petróleo está en subasta. Los privilegiados serán
Washington, París y Londres; así lo dejó claro el presidente de la Compañía Nacional
de Petróleo de Libia, Nuri Berruien, durante una visita a Qatar el pasado 13 de
noviembre. Meses antes el ministro de comercio británico, Stephen Green,
encabezó una delegación de grandes empresas para estudiar inversiones,
mientras, el presidente de la comisión parlamentaria británica sobre Libia, Daniel
Kawczynski, exigió preferencias para Londres a la hora de invertir en el
petróleo de la nación árabe, pues era la forma de recuperar las libras
esterlinas invertidas. Si, sin dudas, Libia fue una inversión.
Al
igual que los haitianos, los libios se preguntan qué les depara este 2012, y
como todos en el mundo, se dieron las felicidades deseadas. Este doce de enero
luego de dos años Haití volvió a ser noticia por un día, ojalá cuando se cumpla
el aniversario de las revueltas, Libia vuelva a existir en los medios.
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