martes, 29 de noviembre de 2011

La pieza iraní podría trancar el juego

Cuando analizamos la situación internacional es imposible obviar el Oriente Medio, sobre todo, las amenazas de guerra contra Siria e Irán. Después de un relativo silencio durante las primaveras árabes devenidas en otoños, vuelve a debatirse la posibilidad de un ataque militar contra la nación persa. Para algunos analistas sería en la práctica una acción demasiado insensata con consecuencias inimaginables, pero las declaraciones de actores políticos importantes reflejan quizás una decisión ya tomada.

El presidente israelí aceptó la posibilidad de agresión, la prensa sionista informó sobre las maniobras del primer ministro, Benjamín Netanyahu, para lograr el apoyo de su gabinete a la contienda; algunos funcionarios de inteligencia están preocupados por las consecuencias e inclinados a las sanciones diplomáticas y no el uso de la fuerza.
Fuera de Israel también se debate; en Estados Unidos un grupo de expertos sugirió al Congreso implementar asesinatos selectivos contra dirigentes iraníes, mientras, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, prevé nuevas acciones. Según el periódico inglés, The Guardian, Londres se prepara militarmente para apoyar un ataque al país persa, es decir, hasta el momento no solo hoy declaraciones, también movimientos prácticos.
Tomando en cuenta las características de Irán, cabe preguntarse si es posible una agresión contra ese territorio y cuáles son los intereses imperialistas detrás del plan. Podría ser una mala decisión para Israel, un país derrotado en 2006 por las milicias de Hizbollá al sur del Líbano, es poco probable que pueda contra una nación mucho más grande, mejor armada, organizada, y sobre todo, con una fuerte cohesión interna ante una agresión externa. Irán además está conectada con los principales conflictos en la región, es aliada de Hizbollá, del gobierno sirio y de algunas fuerzas radicales palestinas, por lo tanto, se le abrirían varios frentes al régimen sionista con muy pocas posibilidad de éxito.
Recordemos que el país persa es una especie de centro del chiismo islámico. ¿Qué podría ocurrir entonces en esos estados aliados de Washington y cuya población es mayoritariamente chiíta y donde el pueblo ha salido a las calles pidiendo reformas? ¿No podría constituir esto un problema interno para esos países? Otro elemento, Irán está entre Iraq y Afganistán y tiene fuerte influencia política sobre esas naciones, entonces, podría complicarle más la vida al ejercito estadounidenses y de la OTAN apostados allí. El conflicto se regionalizaría y nadie sabe hasta donde. Este análisis no toma en cuenta  la respuesta militar que por si sola puede dar Teherán. Todo podría quedar en más presiones, sin embargo, hasta ahora son inefectivas.
No se podemos analizar estos planes desconectados de la situación regional. Estados Unidos y Europa están en un proceso de rediseño de su poder en el mundo musulmán tras las los levantamientos populares en Túnez y Egipto. Luego de  Libia parecen concentrarse en Siria, un hueso mucho más duro, entre otras razones, por su fuerte alianza con Irán. Los intereses imperialistas y su nueva estrategia han chocado con el muro persa; hasta ahora todo fue relativamente fácil, pero con la pieza iraní el juego se puede trancar. ¿Qué harán Washington y sus aliados? Es temprano predecir, pero los imperios sobrevalorado sus fuerzas y no se distinguen por la sensatez. Otra pregunta más inquietante. Si logran sus objetivos en el Medio Oriente ¿Qué proceso político contrario a los intereses norteamericanos estará a salvo en el mundo?

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