martes, 29 de noviembre de 2011

Crisis económica mundial: América Latina también corre riesgos

Por Oliver Zamora Oria. 
Según un reportaje publicado por la cadena de televisión Rusia Today, crece el número de españoles que buscan oportunidades económicas y empleos en países latinoamericanos como Argentina, incluso Venezuela, cuyo modelo económico es tan cuestionado por la derecha que tomará las riendas del país ibérico. A nivel de gobiernos, la posición de Europa roza lo inmoral; desean llevar los cientos de miles de millones de dólares de las reservas latinoamericanas al fracasado Sistema de Compensación Europea, con el fin, de salvar a los Estados con problemas fiscales; es decir, buscan solucionar sus dificultades a costa de sus antiguas colonias latinoamericanas bajo una mentalidad colonial.

Ambos ejemplos muestran la actual salud económica de nuestra región al margen de la debacle financiera en los principales centros de poder capitalistas: Europa y Estados Unidos. Ante el agravamiento casi seguro de la crisis, las preguntas son ¿Hasta cuándo América Latina mostrará buenos índices de crecimiento en su PIB? ¿Será arrastrada por la crisis mundial? ¿Cuándo las malas noticias económicas nos tocarán la puerta? Los líderes regionales están preocupados. En este mundo globalizado los países ricos son los grandes consumidores y las naciones latinoamericanas, junto a otras, garantizan las materias primas y manufacturas para ese consumo. Si los ciudadanos de Europa y Estados Unidos no pueden consumir por el alto desempleo y recortes sociales, América Latina podría ver afectada sus exportaciones y el precio de sus materias primas por el piso. China nos ha salvado con el otorgamiento de créditos y su enorme demanda, pero recordemos, Beijing también depende del consumo europeo y norteamericano.
La región no está del todo preparada para afrontar el impacto de la crisis. No se puede crear un mercado interno a los productos propios, pues persiste la pobreza y la mayor desigualdad social del mundo. Algunos gobiernos han implementado sistemas de ayudas, pero son iniciativas que no resuelven el problema estructural de la pobreza ni garantizan un empleo digno. Estamos entre las regiones que menos invierten en innovación y desarrollo científico en todo el mundo, lo cual, nos hace sumamente dependiente de las patentes extranjera y condicionan nuestro desarrollo tecnológico a las grandes transnacionales. América Latina recibe gran cantidad de inversión extranjera de los privilegiados millonarios de Europa y Estados Unidos ¿No podrían contagiarnos de las prácticas fraudulentas que desataron las crisis fiscales en sus países de origen?
Pero también hemos avanzado miles de kilómetros respecto a los lamentables años noventa. Hay nuevos paradigmas, un concepción solidaria en las relaciones comerciales regionales con su máxima expresión en el ALBA, iniciativas como el Banco del Sur o el SUCRE que cada día serán más necesarias concretar. América Latina fue desangrada por el neoliberalismo y con esas lecciones, es difícil que se busquen soluciones aplicando las mismas recetas, menos aún, cuando la derecha en el poder enfrenta un masivo descontento social; ejemplo clásico Chile. Y algo fundamental, muchos coinciden en la importancia del Estado como institución rectora de la economía. Como diría la presidenta argentina, Cristina Fernández, durante una reunión con empresarios: “El mercado hasta donde se pueda, el Estado hasta donde sea necesario”.

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